jueves, 15 de mayo de 2008

La ruta hacia Tortuga. Capítulo I: el puerto de Amsterdam




La primera vez que oí hablar de la Isla de la Tortuga debía tener unos 10 años. De hecho no oí hablar de ella, leí sobre ella. Fue en un libro que me regaló mi padre. Una recopilación de historias de aventuras de Emilio Salgari: Los Piratas de las Antillas. En ellas aparecía el personaje del Corsario Negro, Emilio di Roccabruna, señor de Ventimiglia, que como ocurre con frecuencia en las novelas de Salgari, se enamoró de la hija de su enemigo, Honorata de Wan Guld, con quien vivió un breve idilio. Fruto de su matrimonio nació Yolanda, protagonista de la tercera novela, junto con el antiguo lugarteniente del corsario, Morgan…. Y aquí empiezo a demostrar mi teoría sobre el azar: en Ventimiglia, pueblo de frontera entre Francia e Italia, pasé una noche en el calabozo en abril del 99 por llevar hachís en el bolsillo. Fue en un viaje en tren junto con Pijoan hacia Ljubljana, Slovenia. Íbamos a un congreso de la CAA (Computer Applications in Archaeology), llegamos por pelos a la inauguración, pasamos una semana viviendo la primavera en aquella magnífica ciudad del adriático, pisamos los Alpes, estuvimos en las montañas del Karst y llegamos hasta la Isla de Krsk, en Croacia. Una noche en Istria, tras haber bebido grandes cantidades de vino blanco de la región, volvía a oír algo sobre la Isla de la Tortuga. Un viejo marino, de gorra calada y abrigo azul cruzado con dos hileras de grandes botones dorados, nos explicó, en un casi incomprensible francés, una historia de piratas y tesoros. Por aquel entonces no recordaba nada de Salgari ni de su yerno Morgan: sólo la palabra Tortuga, que en francés es Tortue y confundimos con tortura, me quedó grabada de la conversación.

Años después, comprendí muchas mas cosas de los marinos y sus rarezas, de su mundo de ensueño conseguido a golpe de mar sobre sus herráticas vidas. De algún modo yo me convertí en uno de ellos y compartí mas de una noche de cerveza y canciones, abrazado a una señorita por unas monedas.... En el puerto de Amsterdam, cuando me dediqué al lucrativo negocio del tráfico de diamantes....

Jaques Brel, el amigo Jacq. Me acompañó siempre. Uno de los mejores recuerdos lo tengo cantando una de sus canciones, les Bourgeois, cuando excavaba en la Grotte du Gardon, en Les Alimes, en el Jurà francés, con el loco Jean Luis. Cada noche tirábamos los sacos de basura en los jardines de las grandes mansiones: quien lograra meter uno en la piscina, tenía la bebida pagada durante toda la noche....Qué grande!!!


Dans le port d'Amsterdam
Y a des marins qui chantent
Les rêves qui les hantent
Au large d'Amsterdam
Dans le port d'Amsterdam
Y a des marins qui dorment
Comme des oriflammes
Le long des berges mornes
Dans le port d'Amsterdam
Y a des marins qui meurent
Pleins de bière et de drames
Aux premières lueurs
Mais dans le port d'Amsterdam
Y a des marins qui naissent
Dans la chaleur épaisse
Des langueurs océanes

Dans le port d'Amsterdam
Y a des marins qui mangent
Sur des nappes trop blanches
Des poissons ruisselants
Ils vous montrent des dents
A croquer la fortune
A décroisser la lune
A bouffer des haubans
Et ça sent la morue
Jusque dans le cœur des frites
Que leurs grosses mains invitent
A revenir en plus
Puis se lèvent en riant
Dans un bruit de tempête
Referment leur braguette
Et sortent en rotant

Dans le port d'Amsterdam
Y a des marins qui dansent
En se frottant la panse
Sur la panse des femmes
Et ils tournent et ils dansent
Comme des soleils crachés
Dans le son déchiré
D'un accordéon rance
Ils se tordent le cou
Pour mieux s'entendre rire
Jusqu'à ce que tout à coup
L'accordéon expire
Alors le geste grave
Alors le regard fier
Ils ramènent leur batave
Jusqu'en pleine lumière

Dans le port d'Amsterdam
Y a des marins qui boivent
Et qui boivent et reboivent
Et qui reboivent encore
Ils boivent à la santé
Des putains d'Amsterdam
De Hambourg ou d'ailleurs
Enfin ils boivent aux dames
Qui leur donnent leur joli corps
Qui leur donnent leur vertu
Pour une pièce en or
Et quand ils ont bien bu
Se plantent le nez au ciel
Se mouchent dans les étoiles
Et ils pissent comme je pleure
Sur les femmes infidèles
Dans le port d'Amsterdam
Dans le port d'Amsterdam.
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En el puerto de Amsterdam
Hay marinos que cantan
Los sueños que les asedian
En la inmensidad de Amsterdam
En el puerto de Amsterdam
Hay marinos que duermen
Tendidos como oriflamas
A lo largo de los sombríos acantilados
En el puerto de Amsterdam
Hay marinos que mueren
Llenos de cerveza y de dramas
En los primeros resplandores del alba
En el puerto de Amsterdam
Hay marinos que nacen
En el calor espeso
De las calmas oceánicas

En el puerto de Amsterdam
Hay marinos que comen
En manteles blanquísimos
Pescados resplandecientes
Os muestran unos dientes
Capaces de triturar la suerte
De menguar la luna
De zamparse un obenque
Y huele a bacalao
Hasta en el corazón de las patatas fritas
De las que piden más y más
Con sus gruesas manos
Luego se levantan riendo
Con ruido de tempestad
Se abrochan la bragueta
Y salen eructando

En el puerto de Amsterdam
Hay marinos que bailan
Frotándose la panza
Con la panza de las mujeres
Y giran y bailan
Como soles escupidos
Al compás desgarrado
De un acordeón rancio
Retuercen el cuello
Para mejor oírse reír
Hasta que de golpe
El acordeón expira
Entonces con un gesto ceremonioso
Con una mirada orgullosa
Conducen a su holandesa
Hasta la plena luz

En el puerto de Amsterdam
Hay marinos que beben
Y beben y vuelven a beber
Y vuelven a beber aún
Beben a la salud
De las putas de Amsterdam
De Hamburgo o de cualquier parte
Al fin beben por las damas
Que les dan su cuerpo bonito
Que les entregan su virtud
Por una moneda de oro
Y cuando están bien bebidos
Se plantan cara al cielo
Se limpian los mocos en las estrellas
Y mean igual que lloro yo
Sobre las mujeres infieles

2 comentarios:

blanca gibert dijo...

Hola amore...m´agrada molt el teu blog! i la foto...és la meva preferida...quin viatge! després em llegiré els escrits amb més calma...amb la Violeta en braços és gairabé imposible...t´estimo.

Unknown dijo...

La reencarnación del sueño de un guionista, Corto Maltés... Estaban ya los tatuajes, el aro y la sonrisa enigmática. Los cuentos contados entre litros de alcohol y otros humos se los lleva el viento, bien lo sabemos. Con este blog vemos que se inaugura el ciclo de aventuras que quieren quedarse prendidas en las palabras para que nuestra imaginación se divierta en el juego de llenar sus intersticios. Generaste la expectativa... ¿habrá más aventuras?